Abismo


He vuelto después de no volver y de evitar las comas típicas de mis escritos y con el sabor del reflujo de mis excesos etílicos a flor de paladar; aún de manera exasperada sin respetar incluso las correcciones momentáneas que evitan continuar sin stops...
Puedo escuchar a Cohen entre los vapores de etília y las modificaciones efímeras de mi texto entre las remembranzas de mis recientes viajes, multiplicidad de una aventura, o de los remordimientos de las posibilidades de amor perdidas -jamás se recuperan-.
Y esa muerte profunda y definitoria que no llega pero se hace desear, con el sabor bitter de lo cercano pero a su vez distante en el horizonte. Con la llegada a Niza, con el desembarco en Normandía en una Praga de llovizna y fresco; con un cuerpo que resiste cada vez menos los embates de sus propios deseos, de las caídas generadas adrede.
Una cama vacía con el mismo lado de pesadillas y sueños.
Y los alcoholes que permiten permanecer surfeando ese tsunami de entramadas complicaciones ajenas y propias, lejanas y a flor de piel. Siempre a punto de sucumbir, De renacer, para fenecer definitivamente.


Pd: y sigo prendido al recuerdo de esa bella mujer de Ventimiglia, pasajera, perdida, exquisita en su momento no recuperado...


Ezequiel I.


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