Tan solo...

Helada brisa que acentúa el gélido panorama de esta madrugada porteña, entre nostalgias de lo que posiblemente nunca sera y ráfagas de aquello que quedo en el camino, como añicos del espejo en el que el reflejo de Gray fue mucho mas que un simple retrato. 
Máximo placer de quien transmuta la soledad en epifanía, sabrosa búsqueda sin encuentro, que se mezcla con los grumos de la angustia pasajera, los aullidos de un lobo estepario, el canto de las sirenas suicidas, la mágica charla al unisono de un loco de la colina...


Eze I.

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