Luna de...

No soy Roman, el personaje que interpreta Ricardo Darin y que a fuerza de sueños maltrechos, ilusiones vencidas en el cajon de los recuerdos y anhelos incumplidos batalla contra un supuesto progreso que decide arrasar con los recuerdos, con las esperanzas. En mi barrio no conozco un club que cumpla con las mismas carcateristicas que el de la pelicula de Campanella, ni hay cerca un rio infestado de desechos que no tiene nada que envidiarle a las conciencias mugrientas de mas de un empresario, politico o sindicalista. A veces imagino que hay un Eduardo Blanco que esta por cruzarme en la esquina de Avellaneda y Terrero, con un colgante hecho con sus propias manos y que sera el presente mas sencillo y cariñoso que le pueda regalar a su amada. Pero nunca lo veo. A simple vista percibo el oprobio de quienes ejercen el poderio de las masas consumistas, la dictadura de las imagenes, la tirania del individualismo a ultranza (y ultraje); la despota presion de un tiempo a velocidad vertiginosa, donde el ya es pasado y el mañana es presente efimero, vacio de contenido, redundante en forma. Un signo de los tiempos? O, tal vez, un tiempo en que los signos, las ideas, los conceptos, las tendencias, son pura urgencia por estar -y no ser-? Cuento lo que vivo, lo que siento, la cotidaneidad del esfuerzo por parecer lo que no se es y, en algunos casos caer en la trampa, al sentirse aturdido frente a la oferta y la demanda. La complejidad de nuestros actos es universal, visceralmente poliforme pero con un hilo conductor que nos muestra capaces de lo peor: el hombre como lobo del hombre. No soy Roman, no; ni tampoco tengo cerca un club de barrio desvencijado y a punto de ser vendido al mejor (?) postor en esta ruleta de los proyectos mutilados... Pero si pienso que hay mucho mas que sentarse a ver la maravillosa "Luna de Avellaneda" y llorar al presenciar esa lucha epica entre un David sin gomera y un Goliat voraz, resignandose a la realidad. Ahora miro mejor, si. Y veo que hay muchos Eduardo Blanco que tomaron prestadas flores del parque parar sus amores; que no hay rios aunque si oasis de inspiracion que permiten al viajero de la red refrescar los instintos y despabilar la mente; que todos los dias, a cada hora, en cada minuto, cientos, miles de romanes anonimos dan un no frente a tanto si conformista, construyendo nuevos sueños y trabajando por hacerlos realidad, a pesar de todo o tambien por ello. Me resisto a un optimismo vacuo, de tapa de revista Gente. En cambio recibo con los brazos abiertos la alegria de los que no se quedan tan solo con la esperanza del rechazo sino que actuan con la motivacion de quien tiene todo para perder y, quizas, por eso, tiene todo para ganar. Silencio. No soy Roman, pero.. sabes como se hace para empezar un club?

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